"Desastrosa Tentación del Bien" Editorial de Héctor Huergo en Clarin Rural del 22 Marzo 2014

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El inolvidable ecólogo italiano Francesco Di Castri acuñó, en un congreso de Aapresid, una frase a medida de la clase política: los mueve “la tentación del bien”. En la Argentina, a muchos les queda grande, porque lo que los tienta es menos altruista. Pero dejemos de lado los casos donde los errores se explican por este afan(o), y demos por cierto, como ejercicio, que los guían las mejores intenciones.

Por ejemplo, todo lo que ocurrió con la cantinela de “la mesa de los argentinos”. Ya sabemos: la teoría del desacople de los precios internos respecto a los internacionales, con la intención de abaratar el costo interno de los alimentos, terminó sistemáticamente en un Cuanto más desacople, más destrucción. Pruebas al canto: ganadería y trigo.

El stock vacuno se achicó un 20%, perdimos 9 millones de cabezas. La mejor industria frigorífica, que había recibido enormes inversiones de las principales operadoras internacionales, agoniza por inanición. Argentina pasó a ser absolutamente irrelevante en el negocio que dominó durante años. Restricciones a la exportación, retenciones del 20%, atraso inconcebible en la devolución del IVA. Lucro cesante de más de mil millones de dólares en exportaciones. Ni se puede cumplir la cuota Hilton. Y la carne pasó a ser la más cara de la región.

Idem con los lácteos, ahora con la exportación suspendida, perdiendo la oportunidad de aprovechar los increíbles precios internacionales (leche en polvo a 5000 dólares).

Trigo: ya sabemos. Las dos últimas campañas fueron las más pobres en más de un siglo. El año pasado el trigo se fue a 700 dólares, el más caro del mundo. El pan acompañó. Ahora bajó a 250, pero el gobierno acaba de autorizar la suba del pan “oficial” a 18 pesos (estaba a 10). En rigor, en los barrios no se consigue a menos de 25.

La tentación del bien hizo quedesastre. brar también a la industria del biodiesel. La conducción económica decidió que conviene más exportar aceite crudo, porque recauda el 32% de retenciones, que biodiesel, que “sólo” paga el 21,75%. Para el corte en el mercado interno, no actualizó los precios con lo que cerraron todas las fábricas. Alguna, definitivamente: Patagonia Bioenergy, una de las pioneras, cuyo paquete accionario se construyó trabajosamente con fondos internacionales. Destrucción no creativa, que le dicen.

Mientras tanto, para abaratar el gasoil, se desgravaron las importaciones (con el aval del Congreso vía ley de presupuesto) por hasta 7.000 millones de dólares. Mientras todo el mundo busca incrementar el uso de energía renovable, acá se premia lo viejo y se destruyen los precarios avances ambientales de nuestra matriz energética.

Pero como en la caja de Pandora, en el fondo anida la Esperanza. La necesidad tiene cara de hereje. Hacen falta los agrodólares. Está entrando una razonable cosecha gruesa, con lo que el balance de divisas estará a raya por seis o siete meses más. Ya lo planteamos hace quince días, y vale la pena insistir, como lo hizo el analista Arturo Navarro en estos días: con toda facilidad se pueden lograr 3.000 millones de dólares hacia fin de año apelando a una buena campaña triguera.

Los productores no quieren saber nada con el trigo, por la inercia del manoseo, ahora en cabeza del novel (con v corta) sucesor de Guillermo Moreno en la secretaría de Comercio. El muchacho sigue con los Roe y con retenciones del 23% con el mismo verso de la mesa de los argentinos. Removiendo ambas restricciones, puede lograrse una siembra de 5 millones de hectáreas (nosotros pensamos que más), suficientes para lograr un saldo exportable de 10 millones de toneladas. Hay humedad, aquí. Y en el mundo hay problemas climáticos y políticos. El trigo está a 260 dólares, 15% más que hace tres meses. La oportunidad está. Pero también la mediocridad. La ideología. La tentación del bien.