"Un hito de la nueva agricultura" Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 5 de marzo de 2016

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La creación de una empresa es siempre un acontecimiento saludable. Pero lo ocurrido el jueves, con el lanzamiento de Frontec en Bariloche, cobra dimensiones especiales. Por eso lo tomamos como el tema de la semana.  Veamos.

   

La Argentina viene haciendo punta, a nivel global, en el desarrollo de una nueva agricultura, donde el denominador común es la búsqueda de eficiencia y reducción del impacto ambiental. Así se gestó la epopeya de la Segunda Revolución de las Pampas. En veinte años duplicamos la producción agrícola, en volumen, y la cuadruplicamos en valor.

  

La Argentina se hizo viable. Ni siquiera los esfuerzos de la era K (a veces explícitos después del 2008) por destruir al sector, la realidad impuso su impronta. Se dejó de crecer. 

    

Pero igual, esta semana se pudo acordar el pago de la deuda con los acreedores “holdout”. Así como en su momento Néstor Kirchner canceló la deuda con el FMI en un solo pago de 12.000 millones de dólares, a fines de 2005, tan solo tres años después de la peor crisis de la historia. “Es la soja, estúpido”, hubiera dicho Bill Clinton.

Soplan nuevos vientos. Se han eliminado la mayor parte de las restricciones que habían puesto un pie en la puerta giratoria del gran cambio en marcha. En el campo, como a mediados de los 90, todos sienten que se puede volver a crecer. Pero también hay claridad, y preocupación, respecto a que la ecuación se ha hecho muy finita.

   

Los precios internacionales han caído y se va asimilando la noción de que no se puede esperar la salvación por este lado. Sólo queda el camino de los rindes y la reducción de costos, en un entorno que va a ser cada vez más exigente en materia ambiental.

   

Este es, precisamente, el leit motiv de Frontec. Se trata de una sociedad entre uno de los más prestigiosos grupos agropecuarios de la Argentina (Los Grobo) con Invap, la empresa rionegrina creada hace 40 años, que domina la tecnología aeroespacial. 

     

Tuvimos el privilegio de participar del lanzamiento, al que asistió el propio Presidente Mauricio Macri con varios de sus principales ministros, y de conocer las imponentes instalaciones donde se construyen los satélites argentinos que desde hace años orbitan la tierra.

   

Unos con fines científicos, otros destinados a comunicaciones. Conviene saber que hay solo diez países en el mundo que hacen satélites. Invap, empresa pública, se mueve con la visión, misión y valores de una empresa privada.

   

Con buenos reflejos, Gustavo Grobocopatel encontró en Invap el socio ideal para continuar con una idea que ya había amasado en Uruguay. Allí, su ex socio en ADP Marcos Guigou creó la promisoria OkaraTech, proveedora de servicios de agricultura por ambientes, clave para el heterogéneo mosaico de la geografía oriental.

   

En el lanzamiento de Frontec se exhibió un modelo que demuestra que la diferenciación de ambientes (con la ayuda de imágenes satelitales de alta resolución, bajadas a tierra con el software diseñado entre los técnicos de Invap y Los Grobo) permite incrementar la eficiencia en el uso de fertilizantes.

   

La aplicación diferencial genera ahorros en los ambientes de menor potencial, y evita la sub dosificación en las partes mejores. Unos 90 dólares por hectárea en un caso real. El primer paso es prescribir nitrógeno en trigo y maíz, y de fósforo en soja.

    

Pero esto recién empieza.  Hace poco tiempo, Monsanto pagó mil millones de dólares por Climate.com, una empresa nacida hace diez años en San Francisco. El objetivo es ayudar al productor a reducir riesgos.

    

Es la era del “big data”, de la “inteligencia artificial”, los “algoritmos” y la “internet de las cosas”.  Habrá que familiarizarse con estos conceptos de la nueva agronomía. Como bien le dijo Gustavo Grobocopatel al presidente Macri, el proceso de agregación de valor no empieza cuando sale el producto del campo: “valor agregado es reducir costos y aumentar la productividad”.