"Y sin embargo, si muove..."

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Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 15 de febrero de 2020

Entre fuertes preocupaciones y su dinamismo natural, la agroindustria afronta problemas -trigo, carne, ambiente, Vicentín, semillas- pero busca salir adelante.

 

En medio de diversas dificultades evidentes, la producción agroindustrial argentina sigue adelante y va camino a un importante volumen de cosecha de granos gruesos. (REUTERS/Agustin Marcarian)

 

La preocupación del agro está subrayada por gruesos trazos de evidencias. Cuando uno quiere hablar de futuro, la realidad lo sacude con un presente complicadísimo y un horizonte lleno de nubarrones. El rumor del retoque de 3 puntos a las retenciones de la soja, el de la vuelta de los ROEs en trigo o algo parecido, la crisis financiera de Vicentín (más las de algunos “correacopios”), la incertidumbre sobre lo que van a hacer con las exportaciones de carne vacuna, impregnan la diaria de nuestra labor periodística. Los dirigentes en estado de deliberación, y soportando la presión de “las bases”, que exigen medidas de fuerza. Por ahora no hay consenso, en la mesa de enlace, para desatar hostilidades, pero todo pende de un hilo muy finito.

 

“Y sin embargo, se mueve”. La rápida reacción de los productores de La Pampa, ante la decisión del gobierno provincial de prohibir la venta de agroquímicos, llevó a una solución inmediata. Se puso en marcha el protocolo de Campo Limpio que resuelve adecuadamente la cuestión de los envases. Habíamos planteado la preocupación en esta columna el sábado pasado. El agua no llegó al río, la cosa está encarrilada. Se puede.

Ojalá esta sea la dinámica. Hay cosas que tiene que resolver el sector privado. El caso Vicentín, por ejemplo, que presentó convocatoria esta semana, frente a una serie de medidas cautelares y embargos promovidos por algunos acreedores (ver página 4). Y otras cosas que serán privativas del sector público. Ahí reside la preocupación y el estado de alerta de productores y dirigentes.

Por ejemplo, la cuestión del trigo. El ritmo con el que se comercializó la cosecha que se acaba de levantar fue vertiginoso. Y también fueron muy fuertes los embarques de enero, con la exportación muy activa en la compra del cereal. Obviamente, el gobierno sigue con atención el tema. El secretario de Agricultura, Julián Echazarreta, que de esto sabe un rato largo, dijo en una mesa de trigo en Córdoba que faltando nueves meses para la próxima cosecha, es un rol del gobierno mantenerse vigilante y eventualmente “intervenir”. El término levantó algo de polvareda, pero desde el propio sector comercial salieron a poner paños fríos, contando que hay un acuerdo entre exportadores, molineros y gobierno para asegurar el abastecimiento fluido de trigo a lo largo del año. Es una cuestión sensible siempre. Tampoco en este caso pareciera que el agua llegará al río. O el trigo al mar.

El ministro Luis Basterra se manifestó también en repetidas oportunidades con mucha prudencia, y no parece querer fogonear mecanismos del pasado. Esta semana dio también una buena señal, al acompañar a la Asociación de Semilleros Argentinos el lanzamiento de la cosecha de semilla de maíz en un criadero de Salto. Allí estuvo también Ramón Ayala, titular del gremio de Trabajadores Rurales (UATRE), resaltando la relación de armonía en una industria clave, porque todo nace en la semilla. Y porque es la expresión concentrada del avance tecnológico de toda la cadena agroindustrial.

El otro tema es el de la carne vacuna. Esta semana se reunió, por primera vez en la era AF, la mesa de carnes. Fue en la sede de Unica, una de las cámaras referentes del sector frigorífico. Allí se repasaron todos los temas, muchos que siguen pendientes, en particular la necesidad de una ecualización de la cadena en lo fiscal y lo sanitario. Pero el foco estuvo puesto en mantener un necesario flujo de exportaciones, garantizando un buen nivel de abastecimiento interno. Es lo que le interesa a un gobierno que sabe que ahora las carnes pesan en la balanza comercial (tema clave) pero que también tienen alto impacto en el consumo interno.

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