"Trump, con el etanol no..."
Editorial de Hector Huergo en clarin rural del 03 de junio de 2017
La decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sacudió a la comunidad internacional con el anuncio, el jueves, de que su país abandonaba el Acuerdo de París sobre control de emisiones de CO2. Si bien este tema había sido una promesa de campaña, muchos creían que al acceder al poder la realidad le impondría un límite. Sobre todo, cuando dos tercios de la sociedad estadounidense estaba a favor de darle batalla al cambio climático.
Pero no. Pudo más el lobby conservador. Trump pateó el tablero. Y su decisión, dependiendo de cómo la implemente, también puede impactar muy fuertemente en la cuestión agrícola. Es temprano para sacar conclusiones, pero podemos imaginar algunos escenarios.
En primer lugar, conviene resaltar un hecho sugestivo: Trump dejó una puerta abierta al señalar que se sale de este acuerdo por inconveniente para los intereses del pueblo de los EEUU (materia altamente opinable…). Pero que buscará una convergencia sobre otras bases. Esto significa un reconocimiento implícito a la problemática del cambio climático y la necesidad de hacer algo para frenar el calentamiento global.
Es importante destacarlo, porque hay un amplio sector de la biblioteca que lo niega. Son los triunfadores, pero su victoria innegable queda entonces acotada.
Quizá no esté todo perdido y los esfuerzos para “descarbonizar” la sociedad global mantengan su ritmo. Que es impresionante, empezando por los Estados Unidos, que lidera en temas cruciales como el auto eléctrico.
"Para producir leche hay equipo"
Nota de Clarín Rural del 27 de mayo de 2017. Por el Ing. Agr. Héctor Huergo.
Adecoagro nació en la Argentina, hace quince años, y se ha convertido en una de las principales compañías agropecuarias del mundo.
Adecoagro nació en la Argentina, hace quince años, y se ha convertido en una de las principales compañías agropecuarias del mundo. Arrancó comprando 74.000 hectáreas en el país, y luego se expandió por toda la región. Hoy cuenta con cerca de 300.000 hectáreas, avanzando fuertemente en el sesgo agroindustrial. Es un gran productor y procesador de arroz, con su marca “Alas”. En Brasil cuenta con un poderoso complejo de producción de caña para azúcar y etanol. La empresa se inició con fondos de inversores institucionales, pero luego se abrió a la bolsa y hoy cotiza en Wall Street bajo la sigla “AGRO”. Su capitalización bursátil alcanza a 1,3 billones de dólares.
En la Argentina, la apuesta del momento es crecer en lechería, sobre la base del modelo de “free-stall”. Se arrancó de cero y Mariano Bosch destaca hoy la capacitación adquirida por todo el equipo de profesionales que participó de este proceso de innovación, adoptando la tecnología disponible en el mundo desarrollado.
Diego del Carril es el responsable de la formación de los equipos en Argentina y Uruguay. Es ingeniero industrial y se incorporó hace seis años.
Ernesto Pittaluga es el responsable de todo el negocio lácteo. Vive en Venado Tuerto, y es ingeniero agrónomo con cinco años en Adecoagro. Hoy es la cabeza de todo el negocio de la leche. Lisandro Ferrer, ingeniero civil, entró cuando construían el tambo uno. Oriundo de Venado, estudió en Rosario y ahora es el responsable del tambo dos y los biodigestores.
Actualmente, los dos tambos de Adecoagro, con una producción de 250.000 litros diarios, entregan la leche a procesadores locales. Un tercio se envía a Mastellone Hnos y el resto a varias usinas que la destinan a distintos productos.
Bosch incorporó hace tres años a Alejandro Torres, un experto que viene de la industria y participa de la discusión comercial. “Con la diferencia de precio de leche que conseguimos justificó su sueldo, pero el aporte más relevante es la discusión sobre qué vamos a hacer. Leche en polvo es el commodity, y nos mostró que con nuestra leche, que tiene calidad y estabilidad (proteína, grasa) gracias al sistema de produccion, podría ir a leche infantil. Es buscada por ese plus. No es para leche en polvo o quesos. “No vamos a entregar la leche como hoy dentro de cinco años. El país va a ser diferente. Queremos que sea una línea de negocios relevante. Una bebida especial”.
Alejandro Lopez Morena es el Chief Sustainability Officer. Responsable de la sustentabilidad de la empresa, ingeniero agrónomo especializado en los últimos diez años para inversores que entiendan los procesos de producción. Emilio Gniecco es abogado y ejerce como General Council, responsable legal de la organización y de la comunicación institucional. Viene de Marval.
El tambo se acerca a una nueva dimensión. Tambo de Adecoagro.
Nota de tapa de Clarín Rural del 27 de mayo de 2017. Por el Ing. Agr. Héctor Huergo.
El megatambo "freestall" de Adecoagro produce 250.000 litros de leche por día. Allí, las vacas no pisan el campo y solo caminan al ordeñe. El futuro, por duplicado.
Desde el aire, un conjunto de gigantescos galpones se complotan para romper la monotonía de las pampas. Unos kilómetros al norte de la ruta 7, que se mete en la provincia de Santa Fé antes que La Picasa desbordada nos haga perder el rastro. Agua por todos lados.
Pero adentro de esos galpones, viven 7.000 vacas Holando que entregan un promedio de 35,5 litros en tres ordeñes diarios. No pisan el campo, lo miran desde sus cómodas camas de arena, que se recambia cada vez que es necesario. Y sólo caminan desde sus boxes hasta la sala de ordeñe, una calesita que cosecha leche 24 horas por día.
Es el tambo de Adecoagro, el primer “free stall” (estabulado) de gran escala en funcionamiento en el país. Una verdadera ruptura paradigmática, en un país donde parecía que difícilmente hubiera lugar para algo distinto al modelo pastoril que caracterizó a la lechería desde sus albores.
la sala de ordeñe es una calesita que trabaja las 24 horas.
Le venimos siguiendo los pasos desde hace tiempo. De hecho lo visitamos varias veces desde que inició la construcción del primero, en 2005. Dos grandes establos para 3.000 vacas. Despues de una primera fase de aprendizaje, llegó el segundo: cuatro nuevos galpones. Pasos sólidos; y ahora Mariano Bosch –ingeniero en Producción Agropecuaria y CEO de Adecoagro— decide sacarlo a la palestra y mostrar que la idea se convirtió en una interesante realidad: en el último balance trimestral de la empresa, el tambo marcó una evolución muy favorable. Facturó más del doble que en el primer trimestre del año pasado, por la combinación del aumento de la producción y la mejora de los precios. La ganancia del Q1 2017 (medida como EBIT en el balance auditado de la compañía) fue de 2 millones de dólares.
¿Cómo fue que entraron en este modelo?
Cuando compramos este campo de Christophersen a Pecom, había un tambo con dos mil vacas en ordeñe, y lo íbamos a cerrar—relata Mariano Bosch-. No estaba dentro de lo que queríamos hacer. Queríamos escala y volumen relevante. Ese fue el punto de partida. Pero antes de liquidarlo nos preguntamos cuál era el sistema para Argentina. Vimos tambos de Nueva Zelanda, un montón en Estados Unidos, fuimos a Ancali en Chile, una explotación muy avanzada, en confinamiento completo. Nos metimos a fondo a ver los sistemas de producción en distintas partes del mundo. Lo trajimos a Mc Cluskey (un gran innovador en el tambo norteamericano, instalado en Indiana, a una hora de Chicago), en un momento íbamos a ser socios.
- ¿Y a qué conclusión llegaron…?
Nos convencimos de que en Argentina podemos ser los mejores en maíz y soja. Y también nos convencimos de que para producir leche, lo más importante es el confort de la vaca. Entonces definimos este modelo en lugar de sistema pastoril. Era la única forma de poder hacer algo de escala industrial. ¿Porqué no ir a un lugar donde el maíz fuera más barato? Pero además hace falta infraestructura. Venado Tuerto tiene agua en calidad y cantidad, temperatura y clima. Gente. Y arena para cama, que tiene que ser especial.
- Y capital…
Yo asesoraba a tamberos, y siempre vi que había que alcanzar grandes volúmenes. Y para eso hace falta capital. En Adecoagro tenemos acceso a capital, y eso permite ir a buscar la mejor tecnología. No se nos cruza por la cabeza no ir a buscarla a donde esté disponible. Es la forma de generar tu ventaja competitiva. Hoy tenemos el primer paso dado. Ahora viene lo divertido para pensar para adelante. La inversión total hasta ahora son 55 millones de dólares. Sin contar la tierra, que es marginal en este modelo.
- Pero la tierra les permite autoabastecerse de comida…
Totalmente. Tenemos 250 hectáreas de alfalfa cinco o seis cortes por año. Y unas 800 hectáreas de maíz por tambo y 600 de verdeos de invierno (avena y trigo) ensilados. Muchas van en la misma superficie donde se picó el maíz, para rotación. Se le puede hacer un corte temprano (mayo-junio) y se “quema” como puente verde. Y algo de raigras. Cada tambo tiene un módulo de rotación de 900 hectáreas. Usamos harina de soja o soja desactivada, de nuestra producción. Así, logramos un modelo de bajo costo por litro producido. Y no queremos que sea competitivo respecto al vecino, sino internacionalmente. El costo por litro es la forma de pensar. Estamos en el 10 por ciento de los tambos con mejores números de los Estados Unidos. Creemos que este es el sistema que nos funciona a nosotros. No decimos que es para toda la Argentina. Pero sin duda que va a haber más tambos como estos, y nos encanta mostrarlo con los brazos abiertos.
- ¿Las instalaciones fueron importadas?
Los galpones 100% nacional. Lo único que viene de afuera es la máquina de ordeñe. Unos 800.000 dólares. Y ahora la planta de biogás, el último eslabón para salir de cierta disconformidad: estábamos generando mucho metano y no nos gustaba. Ahora reciclamos la bosta, separándola de la cama de arena y metiéndola en el biodigestor. Entramos en una licitación de energía renovable y nos dieron un precio de 158 dólares el Mega, un precio ajustado pero que nos sirve para eliminar el problema de la bosta. Buscamos la tecnología más adecuada para nuestro sistema de bosta en cama de arena. Con este biodigestor vamos a abastecer de electricidad al equivalente del consumo de varias localidades de alrededor. Somos punta de línea así que se van a beneficiar con energía renovable María Teresa, Villa Cañás, San Gregorio y Cristophersen.
EL tambo cuenta con 4 galpones,la sala de ordeñe está a la izquierda y el parque de alimentos atrás.
- Dos tambos, siete mil vacas, ¿hasta aquí llegamos?
--No! Hemos informado a los accionistas que apuntamos a duplicar a corto plazo. Sobre la base del camino recorrido y la experiencia adquirida, el objetivo es hacer un ‘dos en uno’: 7.000 vacas en un solo tambo. El equipo humano está maduro para encarar este nuevo salto, que nos acerca al próximo objetivo, que es industrializar nuestra producción. Hoy estamos en 240.000 litros por día, y la clave es mantenerse y superar esta productividad de 35,5 litros. Sobre esta plataforma, llegaremos a los 500.000 litros, una linda base para pensar en el procesamiento. No en hacer leche en polvo sino algo acorde con la calidad de leche que producimos, y la ventaja de procesar “in situ”.
"El tambo suma nuevos modelos"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 27 de mayo de 2017
Sabemos que la nota de tapa de esta edición de Clarín Rural, dedicada al emprendimiento lechero de Adecoagro, traerá cola. No solo porque se trata de una ruptura paradigmática, lo que siempre desata polémica, sino por la oportunidad. El tambo está atravesando una profunda crisis y para muchos es un momento inapropiado para hablar de innovación. En la crisis inciden un sinnúmero de factores, la mayor parte de los cuales inciden “tranqueras afuera”.
Todos conocemos la situación calamitosa de SanCor, los dramas financieros de toda la industria y los tentáculos del pulpo sindical de Atilra. La década k fue deletérea, exacerbó todos los factores negativos e impidió que el momento de bonanza internacional (entre 2008 y 2012) llegara a la cadena. Ahora hay un nuevo horizonte, y está bueno ver lo que estuvo ocurriendo, a pesar de todo. Aquí y en el mundo.
Mariano Bosch, CEO de Adecoagro desde que arrancó la compañía hace 15 años, mostró sus números la semana pasada. La compañía cotiza desde hace cinco años en Wall Street, donde miles de inversores compran y venden acciones conocidas bajo la sigla AGRO.
El balance del primer trimestre del 2017 es más que sugestivo: la explotación lechera generó un EBIT de U$S 2 millones. Sus casi 7 mil vacas en ordeñe, en dos tambos donde las vacas viven a galpón, no conocen el pastoreo y reciben toda la alimentación mecánicamente. El campo se dedica a la producción de maíz, verdeos y soja. Y estos cultivos se transforman en un flujo de 250 mil litros de leche por día.
Muchos expertos del sector conocen el “experimento” del free stall de Christophersen. Casi todos lo han mirado con desconfianza. Plantaron sus dudas por la “rigidez” de la alta inversión que implica el modelo, en comparación con el clásico sistema pastoril, donde las vacas se valen por sí mismas para procurarse el alimento pastoreando praderas y verdeos.
La diferencia está en la productividad. Los buenos tambos pastoriles están en niveles de 24 litros de leche por día, donde la mitad, por otro lado, se origina en los concentrados (granos) que reciben las vacas en la sala de ordeño o en encierros estratégicos o tácticos. En el tambo de Adecoagro se promedian ya los 35,5 litros/vaca por día. Es un 50% más.
La diferencia es confort animal, ahorro de energía (las vacas no caminan) y uniformidad en la dieta. El propio Mariano Bosch señala que el sistema es tremendamente sensible a la productividad: con 30 litros no cierra, pero arriba de 35 los márgenes explotan.
Con la misma genética, lo que implica que hay un gigantesco lucro cesante global. Si algo hizo bien el tambo, fue incorporar el mejor semen del mundo, provisto por importadores y productores locales que se acoplaron al ritmo mundial.
La inversión de Adecoagro en los dos tambos, en estos 12 años, alcanzó a U$S 55 millones. Esto implica una restricción fundamental. Es muy difícil evolucionar desde un tambo clásico, por mejor manejado que esté, a estos modelos súper intensivos. Recuerdo que en 1993 viajamos con el CREA Lincoln (tambero líder) a los EEUU. Arrancamos por la Universidad de Florida, en Gainesville, donde los investigadores arrancaron mostrando estos modelos de 8 mil vacas confinadas. “Esto no es para nosotros…”, pero la pelota quedó picando.
Adecoagro no está solo. Hay otros tambos, como el de la familia Chiavassa en Pellegrini (Santa Fe) que aunque más pequeños, van en la misma dirección. En la cuenca de Villa María la estabulación es tema de todos los días. Un gran grupo agropecuario, Compañía Argentina de Granos, está considerando un megatambo en San Luis, bajo riego. No es una cosa o la otra. Es saber que esto está pasando.
"Ahora, barajar y dar de nuevo"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 20 de mayo de 2017
Cuando la Argentina se encontró frente a la oportunidad de la carne vacuna, hace un siglo y medio, se organizó para aprovecharla. Fue la Primera Revolución de las Pampas. Alambramos, dejamos de ser bárbaros. El alambrado llevó a las aguadas y para llenarlas, los molinos. La alfalfa, los tarquinos. Los frigoríficos y los ferrocarriles. La prosperidad difundió por todos los poros de la sociedad. Venían oleadas de inmigrantes de todo el mundo a abrevar del imponente flujo de riqueza.
Perdimos el rumbo, perdimos también los mercados. Es cierto, el mundo del siglo XX se hizo complicado. Guerras, proteccionismo. Pero nosotros contrapusimos, a la complicación, el cambalache. Dejemos eso en el pasado.
El siglo XXI nos pone frente a otra oportunidad. Lo venimos planteando, machacosamente, semana a semana en Clarín Rural. A pesar de todos los intentos por frenar la Segunda Revolución de las Pampas (la de la conquista tecnológica), hemos podido retomar el sendero del crecimiento que se había insinuado desde mediados de los 90.
El salto tecnológico se concentró fundamentalmente en la agricultura. Que ahora, soltando amarras, vuelve a crecer a tasas chinas. El fantástico congreso de Fertilizar, que cubrimos en las páginas centrales de esta edición, augura nuevos saltos en los rindes, en la calidad de los granos y, sobre todo, en la salud de los suelos.
Mientras se celebraba este congreso, el presidente Mauricio Macri culminaba su visita a China. Consagró ampulosamente su visión de la Argentina como supermercado del mundo. Pero con un eje temático muy concreto: la carne vacuna. La misión coincidió con el SIAL de Shangai, el gran evento de la industria alimenticia global, nada menos que en el mercado más dinámico para las proteínas animales.
Estas pampas se especializaron, en los últimos 40 años, en proveer insumos forrajeros. Maíz y sorgo, primero. Luego, soja. Fue una extraordinaria decisión, orientada por el mercado, y sin planificación alguna que (como suele suceder) distorsionara los mandatos del mercado. Hicimos lo que había que hacer.
Somos los segundos exportadores mundiales de maíz (grano forrajero por excelencia) y los primeros de harina de soja. Grandes proveedores de sorgo y con extraordinario potencial para trigo forrajero, con una dinámica mucho más expansiva que la de trigo pan. Lo mismo hicieron Brasil y EE.UU.. Lo mismo está haciendo Paraguay y Uruguay, donde nadie habla peyorativamente de “sojización”.
Esta orientación dictada por el mercado se corresponde con el fenómeno de la transicion dietética, encarnada por la mejora social en China. La demanda explotó no por crecimiento demográfico, sino por efecto ingresos. Más plata en el bolsillo es mayor demanda de proteínas animales.
Empezaron a importar soja a fines de los 90. Expandieron su producción de maíz, de la mano de los rindes (porque tierra no tienen más). Crecieron en producción y consumo de cerdos y pescado. No les resultó suficiente. Hace tres años compraron Smithfield, la mayor productora de cerdos de EE.UU. Ahora vienen por la carne vacuna. Lo contamos en nuestros tres últimos editoriales.
La presencia de Macri en el SIAL es una señal potente a un sector tremendamente golpeado por la impericia. La destrucción fue fenomenal, desde el stock hasta el auge de las malas prácticas en el comercio y la industria. Ya no se trata de una reconstrucción, sino de un barajar y dar de nuevo. Y en este barajar y dar de nuevo, entran todos los fundamentos. Desde la infraestructura (en especial el manejo del agua) hasta los sistemas de producción y comercialización. Vale la pena.La demanda es infinita