"Tercera semana al hilo"
Editorial de Héctor Huergo en Clarín Rural del 13 de Mayo de 2017
Tercera semana al hilo para hablar de China y la carne. Sinceramente, cuando inicié la saga con “El tren de la carne está pasando”, no sabía que unos días después vendría Jack Ma, el mítico dueño de AliBaba. Ni mucho menos podía imaginar que en su entrevista con el presidente Mauricio Macri le iba a decir que venía por carne, vinos y mariscos. O que se cerraría la venta del frigorífico uruguayo BPU al gigante nipón NHFoods, como consignamos el último sábado en el segundo capítulo de la saga oriental de las proteínas y sus compañeros de ruta.
Ahora se viene todo encima. El miércoles próximo arranca el SIAL de Shangai, la feria de alimentos más esperada. Ya partió hacia allí un contingente de empresarios de la alimentación de primera línea. Se destacan, por supuesto, la carne, el vino y los mariscos que pedía Jack Ma. El IPCVA puso toda la carne en el asador, literalmente. Habrá un restaurante con 120 plazas para que los clientes se den el gusto. Del pecado carnal no se vuelve.
Pero hay momentos en que la realidad se confabula, con un misterioso afán de encadenar los eslabones sueltos. Es muy difícil que cuando el embajador en China, Diego Guelar, comenzó a gestionar la visita del presidente Mauricio Macri a su par chino, Xi Jinping, la hubiera pedido para la mismísima semana del SIAL. Bueno, el miércoles 17, Macri será recibido por su par chino en el Gran Salón del Pueblo de Beijing, en inmediaciones de la histórica plaza de Tiananmen, para firmar acuerdos por unos 30 mil millones de dólares en las áreas de agroindustria, energía, transporte y minería.
La plaza de Tiananmen es emblemática. Allí se abrió, en 1988, el primer local de un Kentucky Fried Chicken, inaugurando la era del fast food occidental y un hito en la transición dietética de centenares de millones de chinos. Hoy hay miles, y también hay miles de McDonalds, otras franquicias y las propias propuestas gastronómicas que, en todos los casos, se montan sobre la pulsión por las proteínas animales.
Y también es emblemática la pulsión por la carne del embajador Diego Guelar. Cuando le tocó ser embajador en Washington, hace 20 años, inventó el “Smiling Beef Club”, para promocionar la carne vacuna argentina cuando por unos meses se logró abrir una ventanita. El año pasado, uno de sus primeros actos en Beiging fue lanzarlo de nuevo y con el mismo nombre.
Pocas ideas pero fijas, dirá alguno. La realidad es que hay más ideas, pero un hilo conductor: “Nosotros estamos estratégicamente en la agenda china como proveedores. No estamos ni en la norteamericana, ni en la europea, pero sí en la china por los ejes de infraestructura, agroindustria y minería”, dijo a Leticia Pagoriles, de Telam. “Argentina más Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile somos el 25% de todo el suministro de China; segundo está Estados Unidos con el 20%”. En cuanto a infraestructura, el diplomático dijo: “Argentina y toda nuestra región tiene una necesidad de ferrocarriles, puertos y los chinos tienen grandes empresas y crédito, somos un destino de inversiones en infraestructuras muy grande”. Y remarcó el interés de los orientales por la hidrovía del Paraná, que precisamente une a sus grandes proveedores. Extraordinaria oportunidad para agregarle más vías al fabuloso corredor fluvial. También el o los ferrocarriles al pacífico.
Este es el escenario. Pero está todo por hacerse. No solo desde el Estado, donde ya saben lo que hay que hacer. También en los actores privados, que muchas veces miran la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio. La Segunda Revolución de las Pampas, fenomenal en la agricultura, tiene mucho camino por delante en la ganadería. Habrá que transitarlo, porque sin carne no hay China posible.
"El changuito de Jack Ma" Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 6 de Mayo de 2017"
Cuando escribí mi editorial del sábado pasado “El tren de la carne está pasando” (http://www.clarin.com/rural/tren-carne-pasando_0_H1gQ1QZkZ.html) no imaginaba que estaba llegando al país nada menos que Jack Ma, el empresario chino fundador y principal accionista del gigante mundial del comercio electrónico AliBaba. Más grande que Amazon y con una facturación que equivale a medio producto bruto de la Argentina.
Tampoco tenía idea de que el segundo hombre más rico de China se iba a reunir con el presidente Mauricio Macri. Y mucho menos que le iba a mostrar la lista para el changuito que piensa llenar con productos de la argentina para los consumidores chinos: carnes, vinos y mariscos al tope. Jack Ma no hizo más que subrayar, con gruesos trazos de evidencias, que aquél editorial venía bien rumbeado.
Debo confesar que no me animé a poner un dato que me había pasado un informante calificado, un alto ejecutivo de la industria frigorífica que se había pasado un par de semanas en China, investigando a fondo lo que sucedía con las carnes. Lo dejé en el tintero porque me parecía muy raro, pensando que iba a desviar el eje del análisis. Ahora me arrepiento.
El dato: que la nueva generación de consumidores chinos, criados en la era de la revolución tecnológica, habían adoptado el hábito de comprar todo por AliBaba. Incluso la carne. Y que eso iba a revolucionar la forma de encarar un mercado que crece a ritmo imparable. Y que había que preparar la logística para este nuevo mundo.
Bueno, está confirmado. Es la carne, es el vino, son los mariscos. En pocos días (del 17 al 19 de mayo), los tres rubros estarán en el SIAL de Shangai. El evento coincide con la visita del propio Mauricio Macri a la República Popular, donde se entrevistará con su par, Xi Jinping.
Nada es casual. Los productos de la agroindustria están siempre en la agenda presidencial. Macri acaba de anotarse un sonoro y sorpresivo poroto con la cuestión de los limones, un tema que no ameritaba tanta bulla periodística. La restricción histórica iba a caer de madura y en forma inminente. Pero, como la mano de Dios, fue gol y punto.
La oportunidad es fenomenal. El changuito de Jack Ma se detendrá ante la oferta argentina en Shangai. El malbec acaba de celebrar su semana, con una vendimia muy azarosa pero que anticipa excelente calidad (ver nota de Soledad González, del diario Los Andes, especial para Clarín Rural en la pág. 8).
Los mariscos, de la mano de empresas que llegaron más recientemente a la exportación de alimentos argentinos, como Newsan, un gigante local del mundo electrónico. Los langostinos patagónicos son su estandarte.
Newsan construyó una poderosa red de distribuidores al interior de China, apoyándose en sus proveedores de electrónica. Y va diversificando su oferta, que surge de pymes y productores del interior que hasta ahora no le encontraban la vuelta al mercado.
Ya sabemos. Hay enormes problemas de competitividad. El doble standard sanitario y fiscal es una mochila de plomo para la exportación de carnes. Nuestros competidores están mejor posicionados, han mejorado la calidad de sus productos y ofrecen más garantías de trazabilidad.
Concretamente, la carne uruguaya, que ha construido una imagen formidable en China. Hacer los deberes, “garpa” más que la viveza criolla. Esta misma semana, la mayor empresa de alimentos de Japón, NH Food, con un centenar de plantas industriales y una poderosa red de distribución global, compró el frigorífico BPU.
Pagó al empresario inglés Terry Johnson la friolera de 135 millones de dólares en una operación que conmovió a toda la región. Japón todavía no abrió su mercado a la carne uruguaya (tampoco a la argentina), pero van calentando motores…
"El tren de la carne está pasando"
Editorial del Ing. Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 29 abril de 2017
A mediados del siglo XIX, la Argentina supo aprovechar la oportunidad que le ofrecía la Inglaterra de Dickens, donde campeaba la revolución industrial. Los beneficios del desarrollo difundían por toda la sociedad, despertando apetitos inéditos. Uno de ellos fue el de la carne vacuna, a la que ahora tenían acceso millones de nuevos consumidores. La mesa estaba lista, sólo faltaba servirla.
Nuestros pioneros de las pampas vieron la veta. Organizaron las estancias, trajeron a Tarquino, Virtuoso y Niágara, los elegidos de los criadores. Llegaron los gringos, sembramos la alfalfa. El alambrado, el molino, las aguadas. Los ferrocarriles, los puertos y los frigoríficos con sus muelles. En el Riachuelo, en Ensenada, en Bahía Blanca, en Rosario. Casi como subproducto de esa conquista territorial de las pampas, fuimos granero del mundo. Lo que traccionaba todo era la expansión de la producción de carne.
Dejemos de lado lo que ocurrió en el siglo XX y en la reciente “década ganada”. Olvidemos por un momento que pasamos de ser el número uno del mundo durante décadas, a no figurar ahora en el top ten. Supongamos que estamos como en 1853. Hay que empezar de nuevo. Y sobre las mismas bases (de Alberdi). Los ingredientes siguen ahí, a pesar de todo, vivitos y coleando.
"Bioenergía, del Sur al Mundo"
Editorial del Ing.Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 22 de abril de 2017"
El simposio “Del Sur al Mundo”, concretado esta semana en el Congreso de la Nación, fue el ámbito adecuado para juntar las cabezas de todos los involucrados en una cuestión clave para el agro: el futuro de los biocombustibles en la Argentina. Llegó en un momento clave, donde se cruzan los intereses del sector petrolero, la industria automotriz y los productores de etanol y biodiesel.
Las autoridades tienen que arbitrar entre las partes en un escenario en el que está definida la intención de avanzar con las energías renovables, mejorar la matriz de emisiones, sustituir importaciones y agregar valor a la producción agropecuaria.
Agradezco a Fernando Vilella, organizador del evento como Director del Departamento de Bionegocios de la Facultad de Agronomía (UBA) haberme brindado la oportunidad de coordinar un panel riquísimo. Fue emocionante recordar que allí mismo, hace diez años, se había aprobado la Ley de Biocombustibles 26093, que introdujo el corte obligatorio con biodiesel y etanol en nuestros combustibles.
Estaba allí Claudio Molina, hoy director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, redactor del cuerpo central de aquella ley. Y recordé a los presentes que todo surgió del interés intelectual de un grupo que carecía de interés económico alguno.
"Ahora vienen por el agua"
Editorial del Ing.Agr. Héctor Huergo en Clarín Rural del 15 de Abril de 2017
Las inundaciones se han convertido en una de esas tribulaciones de los argentinos que, por su recurrencia, generan una amarga sensación de inmovilismo. Y, sin embargo, se mueve, diría Galileo (la última vez que utilicé la famosa sentencia se la atribuí a Copérnico, así que aprovecho para disculparme y corregir, en ese orden).
Pero sí, se mueve. El titular del MinAgro Ricardo Buryaile fue en estos días a la zona crítica del oeste bonaerense, donde se juntó con los ministros y otras autoridades de las provincias involucradas (Córdoba, Buenos Aires, La Pampa) para evaluar la situación y poner manos a la obra. Después, en su despacho, avanzó junto con el subsecretario de Recursos Hídricos Pablo Bereciartúa, un profesional joven y de gran nivel que —entre otras cosas— tiene un vínculo de muchos años con los Países Bajos. Es decir, abreva en las fuentes.
Hace ya bastante tiempo, esta columna sugirió que había que tomar el ejemplo de “Netherlands”, que significa eso: países bajos. Tan bajos que buena parte de su territorio tiene cota negativa. Allí viven, y producen. La agricultura es uno de sus principales negocios. Siglos y siglos de ingeniería.