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Viendo la experiencia del maíz

13/04/13

Ojalá podamos capitalizar, como país, la experiencia de esta campaña agrícola, ya en la recta final. Ojalá que se den cuenta. Todos. Gobierno y productores.

El martes pasado, los exportadores nucleados en Ciara-CEC (Camara de la Industria Aceitera de la RA, y Centro de Exportadores de Cereales) mantuvieron una “extensa y pormenorizada” reunión de trabajo con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien como todo el mundo sabe es el mandamás de Economía. El funcionario, y también el titular de la Afip, Ricardo Echegaray, venían dando crecientes muestras de impaciencia ante la disparada del dólar blue. Secuencialmente, hasta se habían deslizado desopilantes amenazas, como la aplicación de la ley antiterrorista, la de abastecimiento o la ley penal tributaria, en la “inteligencia” de que los productores estaban reteniendo (“especulando…”) la soja. Ignoraban que la cosecha 2011/12 había sido magra, apenas 40 millones de toneladas. ¿No era más lógico esperar a que empezara la cosecha?

En el encuentro, los exportadores le informaron que será “muy importante” la liquidación de divisas especialmente durante el próximo trimestre (abril-junio), y se mantendrá firme durante todo el semestre, en virtud del aumento de la producción de esta cosecha y los precios sostenidos en el mercado internacional. Ojo, ya no son los valores de mediados del año pasado, por la gran cosecha sudamericana. Pero igual son cotizaciones históricamente elevadas. Con unas 50 millones de toneladas sólo de soja, debieran ingresar unos 23.000 millones de dólares en la campaña. Es lo que hay, y no es moco de pavo…porque a eso hay que sumarle el maíz. Y aquí viene lo más interesante como aprendizaje compartido.

Los exportadores destacaron que la temprana y oportuna apertura del saldo de cuota de exportación del maíz posibilitó al país capturar los elevados precios del mercado internacional. En ese sentido, se confirmó una apertura de un saldo exportable para toda la campaña 12/13 de algo más de 19 millones de toneladas, de las cuales 15 millones ya habían sido anunciadas en julio del año pasado. Así, el maíz aportará casi 5.000 millones de dólares.

Recuerdo la fuerte polémica que desató, en aquél momento, este anuncio. En las filas del campo, muchos decían que la medida no servía para nada, reclamando una apertura total del mercado. Nosotros compartíamos el criterio, pero también defendimos la decisión: rompía la inercia del modelo vigente, que abría con cuentagotas a medida que se calculaban los “saldos exportables”. Esto creaba una sobreoferta interna permanente, ampliándose la brecha entre el precio internacional y el interno.

Para nosotros lo importante era dar una señal fuerte antes de la siembra, intentar un aumento de la superficie y por ende de la producción, y a partir de ahí lograr un efecto de abundancia que calmara al gobierno. Esto se logró en buena medida: hay casi 25 millones de toneladas de maíz. El abastecimiento interno está garantizado por los mismos exportadores, ni más ni menos que lo que había sucedido en otras instancias del pasado. Acá nunca faltaron granos para el mercado interno.

Ahora viene la campaña triguera. Ya los productores dieron suficientes muestras de que no quieren sembrar. El mercado lo está reflejando, con precios insólitamente elevados precisamente porque no hay mercadería. Ni la va a haber si no se dan señales muy fuertes de cambio. Y bueno, parece que hay algo en la cañería. Trascendió que los exportadores buscarán, en coordinación con la Secretaría de Comercio Interior, mecanismos para incentivar la producción del cereal “mediante la mejora de los márgenes de rentabilidad”. La experiencia del maíz indica que no hacen falta muchos estudios ni artilugios. Simplemente, abrir ROEs con generosidad, y ahora. El trigo le sirve a todos.

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