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El trigo, al centro de la escena
El campo reaccionó con previsible incredulidad ante el anuncio del fideicomiso triguero, por el cual se devolverán las retenciones que genere la próxima campaña. La iniciativa había sido pergeñada hace ya tiempo por Agricultores Federados Argentinos, que aglutina a varias cooperativas cuyos socios son la base de la Federación Agraria Argentina.
Tras algunos retoques del secretario de Comercio, ahora la propia Presidenta la puso en marcha con comentarios que podría haberse ahorrado. No es cierto que el gobierno haya estado siempre preocupado por el trigo. Ni por la mesa de los argentinos. El disparate K terminó con los dos productos emblemáticos de la agropecuaria argentina: primero la ganadería, luego el trigo. Resultado: la carne más cara del continente durante dos años. Y el default triguero, que llevó a que el Mercosur dejara de autoabastecerse en el cereal del pan.
Se preocupa ahora, en la semana del dólar. Porque el anuncio del fideicomiso triguero guarda coherencia con el del blanqueo de los dólares encanutados que protegen los ahorros de millones de argentinos.
Pero bueno, la escasez de divisas les explotó en las manos. Y alguien les explicó que si hubiera habido más trigo, se hubiera atravesado un verano menos caliente. Quizá, porque las razones de la disparada del dólar no tiene tanto que ver con la escasez de la oferta como con la desconfianza en la moneda.
Sea como sea, lo concreto es que ahora quieren trigo. Y no deja de ser interesante que hayan optado, nada menos, que por la eliminación de las retenciones para todo lo que se destine a exportación. Cuánto más aumente la producción, mayor será el monto a devolver. Es parecido, conceptualmente, al abortado trigo o maíz plus (desgravaba al aumento de la producción respecto al año anterior). Pero en este caso estará administrado por los exportadores sin depender -se supone- del humor K.
Veremos si el gobierno logra torcer la decisión de los chacareros. Seguramente va a tener que brindar garantías más sólidas y, sobre todo, complementar con medidas de mayor impacto: la apertura de una generosa cuota de permisos de exportación, o directamente eliminar el sistema de Roes. Los precios son atractivos, existiendo la posibilidad de forwards con canje de insumos, a 200 dólares la tonelada para diciembre/enero. Sirve.
En realidad, la gran noticia que recibió la cadena triguera esta semana fue el anuncio de Bioceres: el primer trigo del mundo modificado genéticamente para tolerancia a la sequía. La empresa celebró un acuerdo con la francesa Florimond Desprez. Así, el alto potencial genético de los materiales franceses vendrá en el futuro acompañado por mayor seguridad y estabilidad de los rindes.
Lo interesante es que Bioceres se apalanca fuertemente en el sistema de investigación pública. Es un excelente ejemplo de lo que se puede lograr cuando empresa y Estado funcionan en armonía. Ya hay varias patentes compartidas y productos biológicos de alta jerarquía tecnológica llegando al mercado.
Y ya que hablamos de biotecnología, hay que rescatar también la reciente misión a China de un grupo de legisladores de distintas vertientes políticas, pero con el común denominador de su relación con el agro.
Encabezados por el ex ministro del área y actual presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, fueron a discutir con las autoridades chinas la desregulación del gen RR2Bt en soja. Es una cuestión muy importante, para evitar conflictos comerciales una vez que se comiencen a difundir las variedades que porten este gen.
Todos estos hechos auspiciosos se diluyen, sin embargo, cuando prevalece la tozudez en las grandes decisiones. Pero la realidad siempre se subleva. Y hoy, la realidad es que necesitan el trigo. Más que los propios chacareros.