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EDITORIAL de HECTOR HUERGO EN CLARIN RURAL"Dejen tranquilo al maíz!
por Héctor Huergo
¡Dejen tranquilo al maíz!, disparó el Holm Tiessen en el multitudinario Congreso Tecnológico CREA que se desarrolló esta semana en el estadio Orfeo de Córdoba. El orador no se refería al intervencionismo, los ROE u otras lindezas que pululan en estas pampas. Lo suyo fue aún más grave: se refería a que hay que dejar tranquilo al maíz… como insumo alimenticio. Descalificó su uso para la producción de etanol, con argumentos tan conocidos como faltos de consistencia.
¡Dejen tranquilo al maíz!, disparó el Holm Tiessen en el multitudinario Congreso Tecnológico CREA que se desarrolló esta semana en el estadio Orfeo de Córdoba. El orador no se refería al intervencionismo, los ROE u otras lindezas que pululan en estas pampas. Lo suyo fue aún más grave: se refería a que hay que dejar tranquilo al maíz… como insumo alimenticio. Descalificó su uso para la producción de etanol, con argumentos tan conocidos como faltos de consistencia.
De no haber sido que simultáneamente se reunían en París los ministros de Agricultura del G20 para intentar regular el precio de los granos, las opiniones de Tiessen no hubieran merecido mayores comentarios. Pero en este contexto cobran importancia. Precisamente una de las cuestiones que se plantearon en París fue el impacto del uso de los granos como sustituto del petróleo en la actual “crisis” alimentaria que atraviesa el planeta.
Hace pocas semanas, nos referimos a este tema, comentando los dichos de un periodista británico en el simposio de Alltech en Lexington, Kentucky: “quemar el maíz es una decisión estúpida”. Dijimos entonces que puede ser tan estúpido como usarlo para hacer cerveza, whisky, fois gras o salmón del Pacífico. O jamón de Parma. O queso cheddar para un big mac, que también está hecho con carne producida con maíz. Que en el combo sale con coca cola endulzada con jarabe de fructosa. O los caramelos que nacen en un maizal y mueren en las panzas de millones de chicos (y grandes) de todo el mundo.
En China, se abre un Kentucky Fried Chicken cada 19 horas. Pasan del plato de arroz, al pollo frito. A lo mejor la dieta anterior era más sana, pero esta es más rica. En realidad, ellos son más ricos. La riqueza es ineficiente en el uso de los recursos. Antes andaban en bicicleta, ahora la patrona también tiene auto. Y la estrategia del hijo único que convirtió a la juventud en un conglomerado de “pequeños emperadores”, que mueren por una chuleta de cerdo. Yo también.
¿Será también estúpido usar el almidón de maíz para revestir pozos petroleros, el principal destino actual de este derivado del gran cereal americano?.
Al final del día, lo que va para consumo humano directo es una gota en el océano. ¿Cuánta polenta, cuanto choclo, cuánto cereal de desayuno consume la humanidad? El 80% del maíz como alimento es para los animales, que aprovechan sólo el 10% (el resto se bostea o se disipa por respiración).
Tiene razón Julián Domínguez en esto que dijo en París: el problema de la humanidad no son los altos precios de los alimentos, sino la pobreza y la marginalidad. Interesante, porque le salió al cruce a la intención de frenar el alza de los alimentos en nombre de los pobres. ¿Es del mismo gobierno que el secretario de Comercio Guillermo Moreno? Fue aún más lejos, cuando dijo que la solución es el aumento de la producción, y prometió pasar de las 100 actuales a 160 millones de toneladas a corto plazo. ¿Sabrán que para ello hay que soltar el cepo? Pero volvamos al grano. No vamos a negar el impacto del uso del maíz en los precios agrícolas. Todo lo contrario: vamos a exaltarlo. Si bien lo que se está usando para este destino es menos del 5% de la producción mundial y no alcanza a cubrir el 1% de la tierra agrícola del planeta, lo concreto es que han desaparecido los grandes excedentes que dominaron durante años el panorama del maíz. Una razón es la transición dietética. Pero la fundamental es el aumento del precio del petróleo, que valía 20 dólares el barril hace diez años y ahora vale 100, y va a más porque estamos rascando el fondo de la olla. Y su abastecimiento no es seguro. Recordemos que el petróleo hace falta para sembrar, cosechar y transportar. Producir es más caro. Y lo sería mucho más si no se usaran los granos, o la caña, para sustituirlo.