"Otro Golpe al Biodiesel" por Claudio Molina, Director de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, publicado en Clarín Rural del 30 de Mayo 2015

Claudio Molina,director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, destacó que la reducción del precio en el mercado interno y el aumento de las retenciones va a generar una crisis muy grave en un sector jaqueado desde 2012.

La Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo (UEIM), que depende del Ministerio de Economía, redujo esta semana el precio del biodiésel para el mercado interno y aumentó sus derechos de exportación, desde un 5% efectivo hasta un 13,20%, con efectos retroactivos a abril.

El decreto 1719/12 establece un régimen de fijación de precios para el mercado interno y derechos de exportación del biodiésel, con publicación quincenal (es el popularmente conocido como régimen de retenciones móviles)

                                                                                                                                     

La medida cayó en un contexto de fuerte suba en los costos del complejo aceitero

 

En realidad, se trata de un decreto inconstitucional debido a la caída de los poderes delegados que supo tener el Poder Ejecutivo; paradójicamente, el propio Gobierno no lo cumple.

 

Al establecer la UEIM las alícuotas de derecho de exportación con carácter retroactivo, informa a la Aduana dichos cambios extemporáneamente, hecho que genera que los exportadores abonen el tributo de exportación cuando oficializan el respectivo permiso de embarque, mientras que la alícuota final para el mes en cuestión es distinta, generándose así contingencias de difícil de cuantificación.

 Como la UEIM no publica las actas que emite (impidiendo el acceso a la información pública), los criterios que sigue son un misterio. Pareciera que este último cambio busca capturar una supuesta renta extraordinaria que a su entender obtendrían los exportadores en el incipiente negocio de exportación de biodiésel a Estados Unidos, mientras las enormes pérdidas que existen por el bajísimo uso que se viene dando a la capacidad instalada no son tenidas en cuenta.

Tampoco fue atendido hasta ahora el petitorio que la industria exportadora de biodiésel efectuó a la Aduana y a la UEIM, en el sentido de ampliar los plazos de los permisos de embarque -desde los actuales treinta días en vigencia- y fijar los derechos de exportación, porque en las actuales condiciones es muy difícil, sino imposible, operar comercialmente.

Con relación al precio para las ventas de biodiésel que en el mercado interno se destinan a atender el corte obligatorio, incluido en la generación eléctrica, el mismo es establecido por la UEIM, y desde hace algunos meses, al igual que en un tramo del 2012, luego de la creación de este organismo, dicho precio no es representativo de los costos que tienen las empresas productoras de biodiésel en la Argentina, cualquiera sea el tamaño y foco del negocio de estas, en un contexto de constante y creciente suba de costos.

Lejos está el cumplimiento de la norma que establece el uso de biodiésel en la generación eléctrica en cortes con gasoil al 10%. Y aún más lejos, el uso de biodiésel en cortes mayores.

En el corto plazo, la industria argentina de biodiésel estaría caminando, así, hacia una crisis de proporciones nunca antes conocida, en un sector que hasta hace solo dos años venía creciendo a un fuerte ritmo, de la mano con la competitividad del complejo sojero argentino y las inversiones que se realizaron para desarrollar este cluster de biocombustibles.

Cabe preguntarse si será necesario otra vez que intervenga la presidenta de la Nación para corregir este tipo de errores de política pública que se generan dentro de su Gobierno desde agosto de 2012.

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