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El Día de la Independencia…Energética

El Editorial de Héctor Huergo del 13 de julio en Clarín Rural


El pan fue la vedette mediática de la semana, con tantos decibeles que hicieron pasar a segundo plano otras cuestiones quizá más trascendentes. Porque de una manera u otra el trigo va a llegar, y al menos ahora tienen un precio para dibujar el índice. Habrá una inflación hasta las 10 de la mañana y otra a partir de esa hora.

Entre las cuestiones trascendentes, se cuentan los anuncios formulados por la Presidenta en Tucumán, el 9 de Julio, celebrando el Día de la Independencia. Cándidamente, Cristina Kirchner “puso en marcha” el plan alconafta. Argumentó que lo hacía para “agregar valor al azúcar”, dado que alguna mano negra nos maneja el precio desde afuera. Los hizo bajar y entonces hay que transformarla en alcohol para combustible.



Nos dejó un tanto perplejos. ¿Habrá olvidado CFK que hace siete años ella votó, como Senadora, la ley de biocombustibles, que impuso el corte obligatorio de etanol con la nafta, y de biodiesel con el gasoil, desde el 2010? ¿No le informaron que esto se hizo, en tiempo y forma, y que se convirtió en uno de los escasos logros de la década ganada?

Bueno, vayamos por la positiva. Al final del día, lo importante es que CFK levantó el tema del biocombustible con su principal atributo, el valor agregado en origen. Es interesante, porque sus primeras espadas venían triturando todos los avances de los últimos años. El más castigado fue el biodiesel, pero también la ligó el etanol.

Recordemos. Hace diez meses, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, duplicó los derechos de exportación del biodiesel y redujo el corte obligatorio para el mercado interno. Se había llegado al 10% y se apuntaba al 20%, a pesar de la falta de interés de las automotrices. Los grandes actores de la maquinaria agrícola ya habían homologado este nivel de corte. Pero la conducción oficial consideró que la industria del biodiesel era “madura”, y puso un pie en la puerta giratoria. Se bajó el corte al 5% y encima hoy las fábricas entregan el biocombustible sin conocer el precio que percibirán. Insólito. Esto pasa también con el etanol, que ya no es solo de caña de azúcar sino que también se elabora a partir del maíz.

Pero la realidad siempre se subleva. La falta de divisas obligó a sustituir importaciones de gasoil, cada vez más desbocadas. Se volvió a aumentar el corte apuntando nuevamente al 10%. Ahora, la central hidroeléctrica de Yacyretá está complicada por el exceso de precipitaciones en el alto Paraná. Se salió a comprar más gasoil: 10 cargos completos por un valor de 350 millones de dólares. La industria “madura” del biodiesel podía haber contribuido a resolver este problema.

Apenas unos días antes de nuestro 9 de Julio, en Estados Unidos se celebró su propio Día de la Independencia (el 4 de Julio). Los medios vinculados con el agro machacaron con un slogan: el Día de la Independencia…Energética. La crisis de Egipto había hecho subir un 15% el precio del petróleo, recordándoles que todavía dependen del abastecimiento externo. Allá muelen 125 millones de toneladas de maíz, cinco cosechas argentinas, para obtener etanol. Aquí, además del alcohol de caña, ya hay dos grandes fábricas en marcha y en unos días arranca otra gigantesca en Alejandro Roca (Córdoba). A mediados del año que viene se sumará la planta de ACA, en Villa María. Ya está a full Bio4 en Rio Cuarto y Porta en la capital cordobesa. Córdoba encontró su propio petróleo, color verde.

En un país que lanza 800.000 autos por año al mercado, donde escasea el petróleo y las refinerías están al mango, la opción del etanol está cantada. El corte puede superar rápidamente el 20%, como en Brasil, con un enorme ahorro de divisas. Ojalá el discurso presidencial de Tucumán ponga un poco de coherencia.

 

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