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Otra tierra, otro ambiente

Por Héctor A. Huergo - Editorial Clarin Rural.

12/08/13

“Otra Tierra”, fue el lema bajo el que transcurrió el XXI Congreso de Aapresid, el “think tank” que reúne anualmente en Rosario a la vanguardia tecnológica del agro. Es el lugar ideal para los lanzamientos comerciales, la elaboración de propuestas innovadoras, la exhibición de las creaciones que aportan a la construcción de más competitividad.

Así se fue amasando la Segunda Revolución de las Pampas.

Esta vez, la idea de los organizadores del Congreso era poner sobre el tapete la tan mentada cuestión de la “sustentabilidad”. Pero la realidad impuso su impronta. El futuro ya no es lo que era hace solo unos meses. El GPS lo advirtió y gritó, sobre la marcha, “Recalculando”. Entonces preferimos cambiar el leit motiv de “Otra Tierra” por el de “Otro Ambiente”. Porque lo que hoy necesita el agro, y en consecuencia el país, es otro ambiente.

 

La catástrofe del edificio colapsado ejerció sin duda una enorme influencia en el estado de ánimo de los más de 3.000 productores, técnicos y empresarios que acogió el Congreso. Pero el telón de fondo fue la enorme preocupación por el cambio de escenario.

“La tormenta perfecta” se cierne sobre el sector.

Los precios internacionales de los principales granos han bajado más de un 20% en los últimos dos meses. Los stocks de los principales granos, maíz, soja, trigo, se están reconstruyendo. Se sabía que esto iba a ocurrir en algún momento, pero el momento llegó y agarra al campo a contrapié.

El clima le jugó en contra al NOA, en la pampa húmeda hubo complicaciones en la siembra, la cosecha es apenas regular y veníamos de un 2011/12 paupérrimo. La mayor parte había sembrado sin resto, endeudándose con bancos, proveedores y exportadores, con el excedente financiero capturado por la voracidad fiscal de la Nación, vía retenciones, y de las provincias, vía los reajustes del impuesto inmobiliario. Y ahora hay que encarar la nueva campaña.

Las zonas más castigadas por el clima, como el NOA, son las que más padecen los aumentos de costos, en especial de los fletes. Pero la preocupación abarca a todas las regiones.

El ajuste viene por el lado del precio de los alquileres, que se están derrumbando. Se han retirado los principales pools de siembra, a los que van a añorar hasta los dirigentes del campo que tanto despotricaron contra esta forma de organización de la agricultura moderna.

Pero aún en campo propio, los números están en rojo. Fue insistente el repiqueteo acerca del posible abandono de muchos campos, sobre todo los más alejados o de productividad media para abajo, que quedarán sin sembrar.

Al mismo tiempo, la producción se encuentra frente a nuevos desafíos. El modelo de la siembra directa con soja RR y glifo ya no resuelve todos los problemas. Este fue sin duda uno de los ejes principales del Congreso.

La irrupción de las malezas tolerantes a glifosato estuvo todo el tiempo sobre el tapete, con talleres y conferencias con un saldo aleccionador: vuelve la Agronomía. Todo era demasiado fácil, ahora hay que entrar otra vez al lote, bajarse de la camioneta, mapear los ambientes también con esta variable, y buscar las soluciones.Esto significa indefectiblemente mayores costos. Una amenaza para la sustentabilidad de la siembra directa, llave maestra de la competitividad de las pampas, ya que muchos pensaban en la herramienta del control mecánico de las malezas.

En “otro ambiente”, debiera esperarse que la conducción oficial comprendiese la situación y buscara la forma de salir al cruce de la situación. Pero en este ambiente, no hay análisis posible. El gobierno se miente a sí mismo con el volumen de la cosecha. Le cuentan que las ventas de maquinaria “van bien”, porque muchos (no tantos) aprovechan los créditos al 15% para el rubro.

La realidad es que esto no es “sustentable”.

 

 

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